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Qué placa base necesito según mis necesidades

La placa base es el primer componente en el que tenemos que pensar a la hora de montar un nuevo PC, pues se trata de la base de nuestro equipo, y de ella dependerán todas las características y las futuras opciones de ampliación. El mercado nos ofrece centenares de opciones, por lo que no es nada sencillo decidirse por una placa base en concreto. Hemos elaborado este post para presentaros las claves que tienes que tener en cuenta a la hora de comprar una nueva placa base.

La placa base es el eje central de un ordenador por lo que es muy importante poner atención y escoger el modelo correcto, especialmente en el caso de los equipos de sobremesa, ya que con el paso del tiempo podremos ir cambiando sus componentes para adaptarlos a los tiempos actuales, y mejorar las prestaciones. Esto depende en gran medida de tu punto de partida, pues si vas a empezar con solo 4 GB de memoria RAM, es altamente probable que tarde o temprano necesites ampliar esa capacidad. Tu placa base debe tener espacio suficiente espacio para esta ampliación, lo mismo ocurre con el almacenamiento. Escoger la placa base adecuada puede hacer que el PC nos dure muchos más años, con el consecuente ahorro en dinero que ello supone.

Socket y chipset, los primero en lo que tienes que fijarte al escoger una placa base

Lo primero en lo que debemos fijarnos a la hora de adquirir una placa base es el socket, pues de ello depende la compatibilidad con los diferentes procesadores de AMD e Intel. Ambos fabricantes de procesadores usan sockets diferentes, e incluso dentro de un mismo fabricante hay varios sockets distintos. Así pues, deberemos escoger el socket que se corresponda con nuestro procesador. Los principales sockets que podemos encontrar en la actualidad y los procesadores compatibles son los siguientes:

Intel:

  • LGA 1151  Skylake / Kaby Lake / Coffee Lake
  • LGA 1150  Haswell / Broadwell
  • LGA2066  Kaby Lake-X / Skylake-X

AMD:

  • AM4 Ryzen / Bristol Ridge
  • AM3/AM3+  FX
  • AM1 Kabini

Una vez que tenemos claro el socket a usar, tenemos que escoger un chipset. Del chipset depende la posibilidad de hacer overclock y usar varias tarjetas gráficas entre otras cosas, por ello es muy importante escoger el que se adapte a nuestras necesidades.

En el caso de Intel, los chipsets Z con los de mayores prestaciones, los únicos que permiten hacer overclock al procesador y la memoria RAM, por el contrario, las placas base que los montan son más caras. Por debajo tenemos los chipsets H y B, que recortan prestaciones a cambio de ser más baratos. Los chipsets Z y H son los únicos que permiten usar varias tarjetas gráficas en un mismo PC. En el caso de Coffee Lake tenemos los chipsets Z370, B360, H370 y H310. De nada nos servirá comprar una placa base Z370 si nuestro procesador no permite overclock, pues estaríamos pagando un sobrecoste para una función que no vamos a aprovechar.

Te recomendamos la lectura de nuestro post sobre las mejores placas bases del mercado

Si nos fijamos en AMD, sus chipsets de más alta gama son los X y a continuación tenemos los B y los A. En este caso, tanto los X como los B nos permiten hacer overclock y usar varias tarjetas gráficas. En el caso de Ryzen tenemos los chipsets X470, X370, B350 y A320. En el caso de AMD todos los procesadores permiten hacer overclock, el chipset A320 es el único que nos lo impedirá.

Factor de forma, el otro ingrediente importante

Qué placa base necesito según mis necesidades

El siguiente paso será escoger el factor de forma de la placa base, dicho de otra forma, su tamaño. En la actualidad, podemos encontrar los siguientes formatos de placa base:

  • E-ATX: son las placas base más grandes y las que mayores posibilidades de expansión ofrecen, pues su gran tamaño permite instalar más puertos  conectores, sus medidas son de 300 mm x 330 mm.
  • ATX: Es el tamaño estándar y el más utilizado en general, sus medidas son de 305 x 244 mm.
  • Micro-ATX: Tiene unas medidas de 244 x 244 mm y se está haciendo más popular en la actualidad
  • Mini-ITX: Son las placas base más pequeñas con unas medidas de 170 x 170 mm.

El tamaño de la placa base dependerá de lo grande que quieres que sea tu equipo, si quieres un ordenador que parezca una consola, opta por una placa base Mini ITX, aunque con ello tendrás que hacer algunos sacrificios en características. Por el contrario, si quieres un equipo sin limitaciones de espacio y con grandes posibilidades de expansión, las placas base ATX o incluso E-ATX son las tuyas.

Conexiones y aspectos a tener en cuenta

Cuanto más grande sea una placa base, más conexiones y características nos podrá ofrecer, actualmente los formatos pequeños son cada vez más populares. Los puertos y las conexiones más populares de la actualidad son los siguientes:

Fases de alimentación (VRM)

Se trata del módulo de regulación de voltaje y es el componente que se encarga de alimentar a nuestro procesador. El VRM de una placa base está formado por diferentes fases que se dividen el trabajo, cuanto mayor sea el número de fases menos trabajo tendrá que hacer cada una de ellas, por tanto se calentarán y se desgatarán menos. Podemos encontrar placas base desde tres o cuatro fases de alimentación hasta veinte o más, si vamos a hacer overclock al procesador nos interesa un alto número de fases, si no vamos a hacer overclock tendremos de sobra con cuatro o seis fases.

Sistema de refrigeración

Los disipadores de calor de una placa base se colocan principalmente sobre el VRM y el chipset, siendo especialmente importante el que va sobre el VRM, ya que es un elemento que se calienta bastante. A ser posible, debemos buscar una placa base que venga con disipadores.

Memoria RAM

Ranuras DIMM DDR4: determinan la cantidad de módulos de memoria que podemos montar, lo más normal es que incluyan dos o cuatro ranuras. Es mejor optar por las placas base con cuatro ranuras, ya que ello nos ofrecerá más posibilidades a la hora de ampliar la cantidad de memoria en el futuro. En el caso de las placas Mini ITX, será difícil encontrar un modelo con cuatro ranuras por la limitación de espacio que presentan, aunque alguna ASRock X299 hemos probado con cuatro slots SO-DIMM (memoria para portátil).

Conexión PCI Express

Ranuras PCI-E 3.0 x16: son las usadas por las tarjetas gráficas, si queremos un sistema muy potente a la hora de jugar necesitaremos usar varias tarjetas gráficas por lo que nuestra placa base tendrá que tener varias de estas ranuras.

Conexiones de almacenamiento

Puertos M.2 y SATA III: Los puertos M.2 son los usados por los SSD de mayores prestaciones, la mayoría de las placas base incluyen entre uno y tres de estos puertos. Los puertos SATA III son los usados por los discos duros mecánicos, unidades ópticas y SSDs económicos, las placas base suelen incluir entre dos y ocho generalmente. la última tendencia entre los fabricantes de placas base, es incluir disipadores de calor para las unidades M.2, las cuales tienden a calentarse bastante, un ejemplo de ello es el MSI M.2 Shield. Te recomendamos que adquieras una placa base con al menos uno de estos disipadores.

Otros añadidos que molan mucho pero no son esenciales

A continuación os dejamos un par de apuntes a tener en cuenta, pero que no son diferenciales a la hora de elegir una placa base.

Iluminación

Seguramente has visto multitud de placas base con iluminación de varios colores, esta es una tendencia cada vez más habitual y la verdad es que estéticamente queda muy bien. No obstante, tienes que saber que la iluminación no influirá para nada en las prestaciones de la placa base y encarece el producto, por ello si tienes un presupuesto ajustado te recomendamos que adquieras una placa base sin iluminación, en la cual todo el dinero se invertirá en lo que realmente importa.

Soporte para refrigeración líquida

También es bastante habitual ver placas base con soporte para watercoling o refrigeración por agua para el VRM principalmente, esta característica puede ser interesante para los usuarios que deseen hacer un gran overclock al procesador, aunque con los disipadores tradicionales que montan los fabricantes es suficiente si son de buena calidad. Estamos ante un caso similar a la iluminación, aunque es justo decir que en este caso si que cumple una función que puede ser importante. Si no vas a usar refrigeración por agua, no tiene sentido para ti comprar una placa base con soporte para watercoling, pues será más cara y no aprovecharás esta característica.

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Aquí finaliza nuestro post sobre las claves que tienes que tener en cuenta a la hora de comprar una nueva placa base, recuerda compartirlo en las redes sociales para que pueda ayudar a más usuarios. Si tenéis dudas podéis pregutarnos por este medio o en nuestro foro de hardware.

Juan Gomar

Soy un apasionado de la tecnología en general pero principalmente de la informática y los videojuegos.
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