La gigante azul ya se está preparando para un futuro en el que los nuevos procesadores de Intel se incrementarán la eficiencia, no las ganancias de rendimiento. Según William Holt, jefe del fabricante de Intel «Las posibles mejoras tecnológicas traerán avances en el ahorro de energía, pero se ralentizará«.
La información fue divulgada en una entrevista con el sitio web de Estados Unidos, del MIT Technology Review. Las razones de este problema son numerosos, pero el nodo principal que puede poner en peligro el avance del punto de vista de rendimiento bruto en procesadores de fabricación son límites físicos de silicio, el material utilizado para la fabricación de microchips.
Actualmente, los procesadores de Intel son fabricados de silicio en un proceso de fabricación de 14 nanómetros. En el caso de microchips, la medida indica la distancia entre un transistor y otro producido en la tableta. Cuanto más pequeño es, en teoría, cuanto menor es la cantidad de energía requerida para la CPU para funcionar correctamente.
Con esto, en los últimos años, tanto AMD como Intel trataron de reducir sus arquitecturas: nanómetros decrecientes, es posible obtener nuevos procesadores para lograr registros de mayor velocidad, aunque consume la misma cantidad de energía de las versiones anteriores.
Todo este ciclo, sin embargo, se desarrolla desde hace décadas y está a punto de terminar debido a los límites físicos considerados hasta ahora insalvable, hasta dónde se puede ir en esta miniaturización. En las estimaciones más positivas, se cree que no es posible fabricar microchips basados en silicio con distancias menores que 5 nanómetros.
No se puede reducir más a los procesadores como una manera de aumentar la velocidad, Intel tendrá que centrar el desarrollo en otros frentes, como la eficiencia energética.
Otro factor importante para entender la motivación de Intel en poner el freno y hacer frente a los nuevos ciclos de procesadores bajo el punto de vista de la eficiencia energética, está en la fuerte competencia que sus productos comienzan a sentir con las CPU construidas con un diseño de ARM, extremadamente económico.
Asociado a los dispositivos menos potentes, y los teléfonos móviles y las tabletas, los procesadores ARM están empezando a ser opciones viables en los servidores. En este tipo de mercado, menos energía consume un procesador, más atractivo se vuelve a los grandes compradores.
Para aquellos que utilizan los ordenadores para el entretenimiento y la navegación por Internet, las preocupaciones deben ser mínimas. En el fondo, el ritmo de desarrollo acelerado es menos en el rendimiento puede significar una menor necesidad de actualizaciones.
Otro impacto positivo para el usuario medio es el hecho de que los procesadores que utilizan menos esto serán más amigables a la batería del ordenador portátil, teléfono inteligente y la tablet.
El gran problema de los procesadores es que poco a poco estamos viendo que no alcanzan unas frecuencias tan altas como hace 5 años. Actualmente son más sensibles a los impactos de voltaje. También sobre el desarrollo tecnológico en su conjunto, ya que ninguna potencia de procesamiento adicional, desarrolladores de software y nuevos proyectos sólo se limita en sus ciclos.
Para evitar esta situación, hay una gran cantidad de investigación en todo el mundo en busca del sustituto de silicio como materia prima para la fabricación de procesadores. Los materiales como el grafeno, germanio, y otras ideas exóticas que implican los nano-tubos de carbono ya son considerados para el futuro.
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